domingo, 13 de mayo de 2012

Cuatreros sin control en Rio Negro


S.C.de Bariloche- Limitaciones presupuestarias, falta de personal y tecnología, desidia y hasta una corriente de opinión que minimiza el robo de ganado y la caza furtiva llevaron a que el fenómeno aumente en los últimos años. En distintos puntos de la geografía rionegrina el fenómeno suma episodios sin que nada parezca ponerle freno.
Paralelamente la violencia de los cazadores furtivos y también de los cuatreros llegó a límites sin precedentes, con agresiones directas hacia los guardaparques y policías afectados al control. Varios fueron baleados y ya se registró el primer muerto, el subcomisario Aníbal Fabián Alonso. Pese a ello, poco y nada parece haber cambiado en la zona, donde los ciervos y la ganadería están a merced del vandalismo.
El robo de ganado en gran escala y la caza furtiva no son fenómenos que sorprendan en el área rural cercana a esta ciudad, y a las localidades de Pilcaniyeu y Las Bayas, pero el homicidio de Alonso reavivó las quejas y críticas de los ganaderos y productores rurales, quienes se movilizaron en las últimas semanas para reclamar controles más efectivos. También los guías de pesca y caza de Bariloche emitieron denuncias por agresiones.
El momento más álgido para los hacendados y pequeños crianceros de los campos cercanos a esta ciudad y los alrededores de Pilcaniyeu se habría producido a fines de 2008, cuando la situación habría sobrepasado las posibilidades de la policía local y de la Brigada Rural, y sólo una estancia denunció la sustracción o matanza y faena clandestina de un centenar de animales en las últimas dos semanas de diciembre, y aproximadamente mil cabezas en el año que acababa de terminar.
Las denuncias corroboradas por este diario incluyeron fotografías que reflejaban innumerables roturas de alambrados en los campos, realizadas para ingresar a los cuadros de pastoreo con vehículos o para arrear animales, y afectaba también a pequeños crianceros, que pueden perder en una sola incursión un importante porcentaje de su ganado, principal medio de vida y sustento familiar, dado que la agricultura es una actividad secundaria en la zona, por las características especiales de la estepa rionegrina.
El oficial principal Miguel Ángel Relmo es el jefe de la Brigada Rural desde comienzos de 2009, y pese a los abundantes secuestros y operativos que realizó en más de tres años reconoció como una tarea imposible realizar una cobertura efectiva en el área de su jurisdicción. Con diez efectivos a su cargo, Relmo tiene la tarea imposible de cubrir un área que tiene como límites la localidad de Comallo y las fronteras con las provincias de Neuquén y Chubut. Ubica a su personal en puntos estratégicos, pero ninguna inteligencia es suficiente para frenar el furtivismo y los robos.
La Brigada Rural no sólo persigue el cuatrerismo, también la caza y pesca furtiva, y advirtió que estas dos últimas actividades no implican delito, sino una infracción administrativa que el Ministerio de la Producción transforma en multa cuando el infractor es reincidente.
Las autoridades también sancionan la faena clandestina y, aunque sospechan que en muchos casos se trata de cuatrerismo, cuando realizan el control todavía desconocen la existencia de damnificados, y si el animal está sin cuero los agentes no tienen forma de identificarlos.
El ganado menor suele tener la marca o identificación en una oreja, y aunque los cuatreros no siempre despostan el animal en el lugar del robo, toman la precaución de cortarles la cabeza y quitarles las vísceras antes de cargarlos en sus vehículos.

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